Tras deambular por los callejones del deseo durante algunos años, que han resultado deliciosamente locos a la par que paradójicamente anodinos, me encuentro en ese típico e inevitable momento de madurez marcado por la desesperación de no tener aún la edad necesaria para la jubilación y unos deseos incontrolables de engullir hasta el agua de los floreros mientras veo películas de Bergman a altas horas de la madrugada. Así que he decidido que este año (sí, el del covid 19, donde nadie queda ni para cobrar la devolución de hacienda) voy a empezar a buscar activamente al amor de mi vida. Me he apuntado a First Dates.
Tengo mil cosas que agradecerte, que seas tú, que siempre me hagas ser yo. Que los perros y las cornejas hablen por nuestra boca. Que un oso de trapo sea el protagonista de nuestra vida. Que aparezcas en todas las postales de la torre de pisa. Que improvises una panorámica sobre el puente de Brooklin. Tengo mil cosas que agradecerte, y decir que te amo no es suficiente. Te amo.
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