Cuando era pequeño no soñaba con trabajar para la NASA, ni en conseguir la paz mundial. Sólo soñaba con ser el teclista de Deep Purple y follarme a la madre de mi mejor amigo. Ella nunca lo supo. Ni Jon Lord tampoco.
Conociéndola como la conozco, creo que su vida se debate entre el efímero encanto de la conquista fácil y el poder eterno del amor verdadero. Vuelvo a tener una cita a ciegas con la arrolladora chica de hace un par de semanas, la que me ordenó bajarme la mascarilla y urgó en (casi) todos mis orificios. Ahora dice que quiere mi sangre. ¿Será un eufemismo?
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